La Ultra de Playa Honda, me dejo cansado, pero con sensación de haber asimilado el trabajo, en dos días ya estaba entrenando con calidad, eso o si, bajando mucho el volumen.
La semana siguiente, aprovechando que teniamos visita, venían Marcos con Julia, volvimos otra vez a las carreras largas de pura montaña.

Hicimos unas cuantas tiradas de mas de 4 horas, la primera recorriendo la costa del Timanfaya, de Mancha Blanca a Yaiza, subiendo a Caldera Blanca, un terreno volcánico, que nos resultó más duro de lo pensado, muchos kilómetros pisando lava, muy inestable y agresiva, como probó Jacob al dejar una playera destrozada.

La siguiente ruta, fue circunvalar completamente la isla de la Graciosa, que parece pequeña , pero te da para hacer 30 km de montaña.
El último entrenamiento de calidad, apurando, a menos de una semana de la Tilenux, recorriendo los barrancos de Famara.,dura y bonita, que nos dio el puntillo final de forma.

Con buenas sensaciones de entrenamiento a pesar de las lesiones que aparecen ya como de costumbre la semana previa a las carreras( será el miedo), nos presentamos en Castrocontrigo
Después de casi 4 horas de viaje con la autocaravana de Molus, esta vez me acompañaba mi madre y mi hermano, como equipo de carrera.

La salida era a las 12 de la madrugada, ambiente clásico de ultra, nervios, e incertidumbre, sobre todo por el circuito.
Después del incendio hace apenas un mes, que arraso la zona, la organización había conseguido hacer un nuevo recorrido en tiempo récord evitando la suspensión.
La salida, como de costumbre ligera, corriendo a 4 y poco, me pego a dos corredores, enseguida nos presentamos, Lolo y Oswaldo, muy majetes, ademas llevamos buen ritmo.
En el kilómetro 3, el coche que abre carrera se pierde, alguien ha quitado las cintas, empezamos bien, damos la vuelta y volvemos al cruce donde erramos, nos pegamos un buen calentón para llegar a la cabeza de carrera otra vez.
Me encuentro bien , a excepción del estomago, pero decido reservar piernas y decido mantenerme unido al grupo.
La subida al Monte Teleno, se hace pesada, llegamos a 2180m. la bajada es un sendero empinado con mucha piedra suelta, me recuerda mucho a los descensos de mi zona de entrenamiento en Lanzarote, así que disfruto la bajada dejandome llevar, sin cargar mucho las piernas.
En el siguiente tramo de rodar rápido, Oswaldo se queda y nos deja solos, llegamos al avituallamiento del km 50 Lolo y yo.
Allí esta mi madre y mi hermano, animando y ayudando, Lolo casi no para, así que yo hago lo mismo.


Decido esperar al amanecer para intentar correr más rapido, durante la noche , vemos un gato Montes, y Lolo me cuenta que se podían oír a los lobos aullando, y como tonto no me entero por llevar música.
El kilometro 68, siguiente avituallamiento y amanecer, decido apretar en la subida, Lolo su queda, pero no cede, y le llevo siempre a la vista, a estas alturas estando ya cascados de piernas las diferencias entre los dos no son muy grandes.
Siguiente avituallamiento, casi sin parar, cuando pensaba que todo era pista, de repente un cortafuegos de bajada de esos que dan miedo, muy largo, seguido de uno de subida igual de dura decido darlo todo y bajar a muerte, aunque me cuesta dejarme los cuadriceps en llamas.
En la sugerente subida, puedo ver a Lolo a lo lejos, calculo una buena ventaja, y quedan menos de 20km, pero en el siguiente cortafuegos de bajada , de pronto dejo de ver marcas, sigo bajando y nada, me empiezo a emparanoiar ¿y si me he pasado una señal? tal vez acabe en el fondo de un bosque sin salida ¿que hago?
Decido dar la vuelta y volver a las marcas, a subir otra vez, enseguida me encuentro a Lolo de frente, llama a la organización y le confirman que íbamos bien, me muero de rabia, todo el calentón y dolor de pierna de los últimos 20 km para nada.
Intento no desmoralizarme, Lolo me dice que va tocado, yo también.
Legamos juntos al último avituallamiento, a 13km de meta, Lolo tiene un equipo de asistencia cojonudo, unos amigos le acompañan la subida, así que le digo a mi hermano que me acompañe unos km, me sirve de mucha ayuda, voy tan jodido que no veo ni las señales,y arrastro una deshidratación, que hace me hace mear algo parecido a cuatro gotas de cafe negro.
En la subida vuelvo a abrir un hueco bueno, pero esta claro que no iba a ser tan fácil, al llegar al alto una pareja de la guardia civil me dice que no es por donde voy, que ellos vienen de meta y que es por abajo, no me lo puedo creer¡ otra vez! ya dudo de todo, le digo a mi hermano que baje a preguntar, me confirma que hay flechas por los dos sitios.
Vuelvo a esperar a Lolo pero desde lo alto del un repecho, en cuanto lo veo, me dice ¡ tira que vas bien!
Quedan unos 9 km de bajada, voy roto, pero después de tantas horas, ya no puedo aflojar.
Los últimos 5 km se hacen eternos, pero miro hacia atrás y no veo a nadie. Puedo apreciar la debacle que hizo el fuego, esta todo arrasado, muy triste.
Disfruto, después de tanto sufrimiento, tengo unos kilómetros para saborear la llegada, Toni me espera en el último km.
Aprieto los dientes miro el GPS, 103km, 12 horas y media, cruzo el arco de meta, por fin, no recuerdo una carrera tan intensa hasta el último minuto.
Ahora toda recargar las pilas, descansar para poder volver a correr.
Eres un makinota!!!… solo de leerlo ya me he cansado, ja, ja, ja!!!… enhorabuena campeón!!! 😉
Gracias Vidal!!! pero todavía no he subido al Espiguete!!! a ver si este invierno quedamos con el hombre ese que nos mata, y me llevas a conocerlo
Eso está hecho compañero!!!… 😉
Una crónica genia Alberto! Enhorabuena!
Gracias!!!
Yo creo que ya te diré la enhorabuena en persona….pero por si acaso te la vuelvo a dar. Mira que no terminas una carrera sin incidentes, si es que vas encendido y no ves los cruces….