Rotorua y todos los alrededores son una zona de gran actividad geotérmica, y además de su característico olor a huevo podrido al que por mucho que digan no acabas de acostumbrarte jamas, esta llena de aguas termales, géiseres, y piscinas de barro burbujeante.
Se trataba de un lugar sagrado para los maories y actualmente el 35% de la población es maori, por lo que también es la mejor zona para ver espectáculos donde realizan las danzas tradicionales.
Aunque realmente non nos pareció demasiado auténtico el tema de los espectáculos y nos conformamos con las aguas termales.
Esta fue una de las zonas más pobladas por los maories antes de la llegada del hombre blanco,se cree que empezaron a llegar alrededor del año 1200, así que Nueva Zelanda es una tierra realmente virgen, quizá eso explique que tengan una naturaleza tan intacta.
Realmente no se sabe de que isla llegaron ni cuando pero lo mas probable es que llegaran en varias oleadas, adaptandose progresivamente al nuevo entorno.
La zona nos dejo un poco fríos porque al ser más turístico se perdía un poco ese aire de tierra salvaje que tiene el resto del país.
Coromandel aun estando más cerca de Auckland parece más aislado y tranquilo, una zona bohemia donde volvemos a encontrar otra vez playas totalmente desiertas, una gozada la sensación de libertad de correr por ellas.
Otra playa que estaba hasta la bandera pero que en cambio nos gustó, fue la Hot Water beach, donde, durante la marea baja, puedes hacer un agujero en la arena y encontrar agua caliente, o hirviendo, y así te construyes tu propio jacuzzi, es una gozada estar ahí tirado cociendote en el agua, hasta que llega la marea y se lo lleva todo.
La Cathedral Caves es preciosa, tienes que pasar por debajo de una cueva y llegas a un pedacito de paraíso, como siempre, lo mejor a última hora de la tarde.
Durmiendo cerca de esa playa volvimos a darnos cuenta de como son los neozelandeses.
Decidimos pasar la noche sin camping , pero en todos los sitios había carteles que prohibían acampar, así que aparcamos bastante cerca de una casa, llovió durante toda la noche, y a la mañana siguiente, sentimos unos golpes en el cristal.
Salimos preparando la disculpa para salir pitando, cuando el hombre nos dice , que si necesitábamos ducharnos podíamos pasar a su casa. No dábamos crédito, después de agradecerselo mil veces le dijimos que no era necesario, y nos marchamos sorprendidos, pensando como habría sido esta situación en nuestra tierra.
La zona que realmente si que es salvaje, debido a su lejanía es la región de Northland, allí nos pudimos quedar en los camping del Doc, que solo pagas 4 Euros , más bonitos de todo el país.
Alucinado con una playa de 90 km donde se puede circular en coche, eso sí, como te quedes enterrado no te cubre ningún seguro, y te puede coger la marea, así que nosotros no nos atrevimos.
Llegamos a Cape Regina donde realmente parece el fin del mundo, según los maories el lugar donde saltan las almas cuando parten a su hogar espiritual, y realmente el sitio impresiona.
También pudimos deslizarnos por las dunas gigantes con un bodyboard, parecía fácil pero pillabas una velocidad considerable.
Y el último día disfrutamos de otro lugar idílico, Ahipara, donde pudimos coger olas a pesar de estar muy pequeñito se trata de una ola muy muy larga, quizá la mas larga que haya cogido nunca, y estando solo en el agua, que mas da si esta pequeño!