Taupo se encuentra a las orillas de un inmenso lago, el más grande del país, es una ciudad grande pero tranquila, bastante turística, pero sin llegar a ser cargante.
Pero por lo que realmente es famosa es por ser el lugar donde más saltos en paracaídas se registran al año, las vistas del lago desde las alturas son increíbles.
Nada más llegar nos dirigimos al aeropuerto, donde solo operan avionetas, para informarnos sobre el tema.
Y como se trata de una de esas cosas que hay que hacer en la vida, esta era una oportunidad perfecta, así que sin pensarnoslo demasiado ya estábamos rellenando papeles y preparandonos para el salto.
Te dan varias opciones de saltos pero ya que estábamos, decidimos saltar desde lo más alto 4500m. lo que se traduce en 60 segundos cayendo al vacío a más de 200 Km por hora.
Antes de darnos cuenta nuestro instructor nos había contado lo que teníamos que hacer y estábamos preparados.
Lo bueno de el salto en tanden es que no tienes que hacer nada , solamente tener fe ciega en tu pareja, y poco más.
Cuando subimos al avión nos sorprendió, lo pequeño que era, tardamos 20 minutos en alcanzar la altura, parecía que íbamos a llegar a la estratosfera, os juro que no pensaba que iba a pasar miedo ya en el avión pero es que realmente sube muy alto.
Así que nada, últimas instrucciones de las que con el ruido del avión ni nos enteramos y a saltar.
Edurne me dió la mano y me miro con una cara como diciendo, bueno si no te vuelvo a ver… y en ese momento me acojoné bastante.
El monitor nos había insistido en poner la cabeza hacia atrás en el momento del salto, así que me perdí la sensación de mirar hacia abajo, luego al ver el video parecía que el monitor se tiraba con un cadáver amarrado, ya que yo ni me movía.
Pero en el instante de empezar a caer resucité!! que sensación, indescriptible, el vértigo de los primeros segundos dió paso a una sensación extraña, parecía que realmente estaba volando.
No dejaba de gritar, viendo la tierra desde esa altura me sentía como un pájaro.
El mundo es mío!!

Fue el minuto más rápido de mi vida, cuando me quise dar cuenta el paracaídas se había abierto y ahora planeábamos más relajadamente, aunque yo no dejaba de gritar.
Edurne fue detrás mío, y después de ver el video, como me esperaba, llevaba una cara de tranquilidad que parecía que estaba tomando el sol.

Envidio la tranquilidad que tiene para las alturas, cuando a mi realmente me dan mucho miedo, pero el miedo que te da es proporcional al bienestar que sientes cuando te has enfrentado a él.
Así que nada más aterrizar los dos coincidimos en lo mismo, nos sentíamos mas vivos que nunca!!