Kaikoura, nos pillaba a desmano y habíamos decidido no visitarla, y seguir hacia el norte, pero andábamos sobrados de tiempo, y la idea de poder bañarnos con delfines en el mar tiraba demasiado como para dejarla escapar.
Tomando la luna…
El lugar es idílico, una pequeña península rodeada de montañas nevadas de 2600m. Es increíble que los picos se sitúen tan cerca del mar. Ademas hay una gran variedad de fauna marina, ballenas, delfines, focas, pinguinos, albatros y pardelas .
Esto es debido a la especial forma de la plataforma continental de la península, que a los 90 metros de adentrase en el mar con una pendiente moderada, cae abruptamente unos 800 m. Hay un precipicio dentro del mar, las corrientes frías de las profundidades se mezclan con las cálidas de la superficie provocando la afloración de nutrientes, por lo que es el lugar perfecto para focas ballenas y delfines, que encuentra comida en abundancia.
Lo primero que visitamos fue una colonia de focas, cerca de la playa.
Están tiradas en las rocas tan agustico y parece no importarles mucho la gente, las grandes son un poco vagas y a veces dudas si están dormidas porque pueden no moverse en todo el día, pero había una pequeña muy salada, que no paraba de hacernos tonterías.
Y lo mas flipante de todo esto es que son focas totalmente salvajes y libres, así es Nueva Zelanda, una especie de zoológico utópico donde no existen las jaulas.
También hay un trekking muy facilito de unas dos horas con vistas del mar, con suerte se pueden avistar ballenas desde la costa.
Kaikorua es famosa por los avistamientos de ballenas y delfines.
Otra vez el dilema, ahorrar pelas y conformarnos con lo que se puede hacer sin pagar, que ya es mucho, o soltar la pasta y darte el lujo de nadar con delfines en alta mar, pero no con delfines amaestrados, ni alimentados por el hombre dentro de un acuario, sino con delfines que viven a sus anchas en el océano.
Pues nada suelta las perras Mickey Rourke!! que visto así, luego íbamos a estar llorando todo el viaje.
Se trata de un crucero donde vamos buscando un banco de delfines, al fin lo encontramos, aunque no eran muchos allí estaban! yo con el neopreno vestido de submarinista a punto de entrar al agua helada.
Los delfines son muy simpáticos y los humanos les hacemos gracia, no me extraña, será por nuestra patética forma de nadar en comparación con su destreza.
Así que se ponen a jugar contigo, sí tienen ganas, que también nos lo avisaron, aquí no hay garantías, si ellos quieren podremos disfrutar de su compañía.
Pues nada entramos gritando al agua, en parte por lo frío que estaba y en parte porque nos dijeron que los delfines se sienten atraídos por el ruido.
Y a los pocos segundos zass! un delfín pasandote como un rayo, zas! otro! ahora ya gritaba más por la emoción que por el frío , y no paraba de sumergirme y dar vueltas!
Pude sacar alguna foto desde dentro del agua, pero la rapidez de los delfines, era impresionante, así que no fueron muy buenas, mejor fueron las que tomó Edurne desde la cubierta del barco y que yo, como tonto me encargué de borrar pensando que eran otras viejas.
Me dió muchísima rabia, pero me acordé de lo que me dijo Keko acerca de las fotos y disfrutar el momento, así que cerré los ojos recordé la experiencia y sonreí.
Con ese buen sabor de boca que nos dejaron los delfines y las focas partimos hacia el Abel Tasman, para hacer un treking de tres días recorriendo una zona de costa con playas paradisíacas, así que nos tocaba dejar aparcada unos días la Happy Camper, que ya era como nuestra casa.
EL Abel Tasman Track, lleva el nombre del comandante Abel Tasman, que fue el primer europeo en tener contacto con los Maoríes.
Así que si los Holandeses fueron los descubridores de estas tierras. Entonces ¿por qué se conduce por la izquierda y se habla inglés?
Lo extraño del caso fue que en el año 1642, Abel Tasman tras zarpar de Indonesia en busca de oro y metales preciosos, llegó a Golden Bay, un poco más al norte de donde nos encontrábamos.Cuando sus barcos se encontraban fondeados , una barca de nativos, maoríes fue a recibirlos, dándoles el tradicional aviso ¿amigos o enemigos? los holandeses malinterpretaron el gesto e hicieron sonar las trompetas , lo que los maoríes interpretaron como un ataque y terminaron matando a los tripulantes de una pequeña embarcación.
Tras este incidente Tasman se marchó pitando y al llegar a su país informó que había descubierto nuevas tierras, aunque, no tenían oro ni nada de valor, y los nativos eran bastante hostiles.
Así que no merecía la pena volver , eso sí, dejaron un nombre, Niew Zeeland , Nueva tierra de mar.
Y no fue hasta que casi 123 años después, llegaron los ingleses, con el capitán Cook, y comenzaron las relaciones con los maoríes.
Barcos balleneros y cazadores de focas empezaron a echar anclas en el país, y a establecer contactos con los maoríes tanto comerciales, como sociales.
En 1840 Nueva Zelanda ya era colonia Británica.
Todo el camino está formado por una serie de bahías con playas de arena blanca, agua turquesa cristalina, todo ello pegado a un frondoso bosque por donde transcurre el camino, lo bueno es que para llegar a las playas hay que caminar, y como siempre que hay que hacer un mínimo esfuerzo físico para acceder a un lugar se ve reducido el número de visitantes.
Haciendo que te encuentres prácticamente solo en el paraíso.
Y como es natural en el país, los track están perfectamente marcados los refugios limpios y acogedores y todo perfectamente limpio.
Antes de empezar el camino hay que informarse de los horarios de las mareas, ya que en un par de sitios solamente se puede cruzar con la marea baja, y aun así hay que mojarse un poco.
Nos vino muy bien el cambio de rutina y dejar de conducir unos días. Ademas en los refugios tuvimos mas oportunidad de hablar con la gente, que ya nos estábamos volviendo un poco esteparios!
Aquí podéis ver a la tortuga pétrea saliendo del agua.
Ya el último día un water taxi nos vino a recoger desandando en una hora lo que habíamos tardado tres días en recorrer, fueron 50 Km, pero casi todos llanos, por lo que no resultó muy duro.
También pudimos ver delfines desde la playa! alucinante!
Finalizamos nuestra etapa en la isla sur, ya solo nos quedaba llegar a Picton y coger el Ferry, nos estaba dando mucha pena dejar un sitio tan alucinante.
Pero bueno no contabamos con que la Happy Camper se iba a resistir a abandonar su isla.