Por fin divisamos tierra, un pico nevado asomaba entre el mar de nubes, el Monte Cook nos daba la bienvenida, no esperábamos tal recibimiento. Las expectativas estaban muy altas, es lo malo de soñar demasiado con un destino, pero la cosa desde el aire pintaba bien.
24 horas de vuelo, con intermedio para ir al baño, dejan cansado a cualquiera, y más con un desfase horario total, no tuvimos que cambiar la hora, solo el AM por el PM, 12 horas de adelanto con la hora de canarias.
Primera noche sin furgo, decidimos descansar en un backpacker, aunque cuando llegamos, parecía que no tenía muy buena pinta. Pero ya estaba cogido, así que ha hacer un poco de turismo por Christchurch para hacer tiempo hasta la hora oficial de dormir.
Christchurch tiene un aire muy inglés, hasta el dia estaba plomizo, muy tranquilo, pero demasiado europeo, esa no es la nueva Zelanda que esperabamos, queriamos montañas nevadas, glaciares, costas salvajes, praderas verdes, ovejas.
Paciencia, acabamos de llegar , intentabamos repetirnos, pero la paciencia no es nuestra virtud. Asi que pasamos el día sin pena ni gloria, esperando levantarnos a la mañana siguiente a recoger la caravana, furgoneta o lo que sea.
La noche fue un poco movidita, para darnos la bienvenida,
mientras duermo, siento como alguien mueve la cama, oigo un ruido… será un coche. Se mueve mas la cama, me levanto atontado, hasta que mi cerebro reacciona, joder, terremoto!!
La verdad que de dormido me acojoné bastante, era una réplica del terremoto ocurrido semanas antes, la gente del lugar está mas acostumbrada, pero a mí me pareció el fin de los días. Mas tarde nos enteramos que fue un temblor de grado 4, no está mal.
Bueno de la furgo no nos esperábamos demasiado, una Happy Camper, pequeña, con 11 años. parece que íbamos a estar un poco apretados, pero es acogedora. Ahora si que comienza la aventura!
Después de llenar la despensa, nos dirigimos hacia Akaroa, en la península de Banks, Se trata de una pequeña península que forma una bahía, donde se pueden ver delfines, leones marinos y demás fauna local.
La primera impresión que tuvimos nada mas dejar la ciudad es que en NZ, todo es bonito, bonico del tó. Estamos en la época de la cría de las ovejas, así que todo los campos estaban llenos de corderitos recién nacidos pastando con sus madres, ademas el tiempo es muy cambiante, tan pronto brilla el sol, como se pone gris oscuro, lo cual crea unas imagenes impactantes.
Todo esto junto con la ansiedad de los comienzos, hacía que parásemos a sacar fotos cada dos por tres, pero bueno, a eso habíamos venido, a disfrutar.
Cuando llegamos a Akaroa, el día se puso bastante feo, y es que otra cosa que marca en este país es el clima, ya puedes tener muchas ganas de ver esa montaña nevada tan bonita, qu si ella no quiere no vas a ver mas que un manto de nubes grises aderezado con vientos helados y una fría capa de lluvia, así que había que contar que no teníamos todo garantizado.
La península de Banks se nos resistió un poco y el tiempo invernal no nos dejo bajarnos mucho de la furgo, aun así disfrutamos de paisajes impresionantes.
La idea era bajar hacia el sur por la costa este y subir por la oeste, intentando ver lo máximo posible sin llegar a volvernos locos. Pero teníamos que desviarnos hacia el Monte Cook. Una de las imágenes que tenia mas clavada en la retina después de investigar sobre el país era ver el pico nevado desde el azul imposible del lago Tekapo.
Y aunque el día prometía cuando llegamos el viento había desplazado las nubes y del monte Cook, nada de nada, pero bueno había que adaptarse, y la verdad que hasta en los días grises es muy impactante ver esos lagos de un azul tan irreal.Esto es debido a que están formados por agua de glaciar, y son los sedimentos lo que les da ese color tan intenso.
Visto que no ibamos a poder disfrutar de las vistas del monte Cook, y que el tiempo no tenía pinta de mejorar , partimos hacia el Sur.
Nos quedaba mucho que descubrir.