Cambiamos de destino, empezamos con Asia, para que el cambio no sea muy brusco , empezamos en Bali, también porque es de las destinos más baratos para entrar a Indonesia desde Australia.

Ya habíamos estado en la isla hace ya casi 5 años, y como fue nuestro primer viaje juntos, teníamos ganas de repetir, aunque solo fuese para descansar un poco del ajetreo de los últimos días en Australia, todo el día en la carretera sin parar.

Aunque la verdad que esta vez a pesar de estar en temporada baja hemos encontrado la isla mucho más caótica y explotada por el turismo si cabe.

Los precios se han multiplicado por tres, y es difícil encontrar un sitio donde escapar del agobio del tráfico y los vendedores.

Nada más llegar fuimos a Kuta, un sitio muy muy extresante , lleno de todo tipo de turistas, mochileros, y surfistas. Estuvimos el tiempo justo para alquilar una moto, por algo menos de 50 euros al mes, por fin precios bajos! y una tabla de surf, también muy baratita.

Ya con todo el kit, y con la moto más cargada que el coche de los gitanos nos dirigimos hacia el sur, a la península de Buki, un lugar más tranquilo y muy cerca de todas las playas.

Conducir una moto en Bali, es tan emocionante, como peligroso, y si además le sumas que estamos recién llegados, somos dos personas ,cuatro mochilas y una tabla, pues un poquito más todavia.

Tardamos un par de días en sentirnos «cómodos» conduciendo, y es que aquí la norma ,es que no hay norma, todo el mundo adelanta sin intermitente, se incorporan sin mirar, adelantan por todos los lados , ignoran las rotondas… pero lo mejor es que tú también puedes hacerlo , así que al final te acostumbras y te parece hasta normal.

La primera semana no paró de llover,menos mal que a Edurne ya la habían avisado, así que nos apalancamos un poco. La idea era, primero recorrer la isla, para luego cruzar a las islas vecinas de Lombok, y Sumbawa, pero cada día que amanecía lloviendo posponíamos más la salida.

Al final nos lo tomamos como si estuviésemos en casa, estábamos en un bungalow muy agradable, pagando muy poco dinero, unos 8 euros , con comida deliciosa, y con una montaña de películas y series piratas que habíamos comprado con la excusa de mejorar nuestro inglés.

Así pasamos una semana yendo a la playa de vez en cuando y haciendo el vago a la espera del buen tiempo, si es que llegaba.

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El día que decidimos salir nos pilló el diluvio universal, pero había que arrancar algún día.

Aunque Indonesia es el país con mayor número de musulmanes del mundo, Bali es hinduista.En el siglo IX, Java estaba bajo el reinado hinduista del rey Arlangga , el exilio de su madre y su posterior matrimonio en Bali, supuso un nexo entre las dos islas que trajo la cultura y religión Hinduista a Bali.

Aunque no es un hinduismo menos estricto, que en la India, siguen el sistema de castas, pero estas solo se aplican a roles religiosos y rituales. Esto convierte a la isla en un paraíso del exotismo, donde sus habitantes parece que estén cada día de celebración, así que es común encontrar fiestas y procesiones continuamente.

Además todo es muy bonito, cada rincón es una obra de arte, y los balineses son en general muy agradables, nos dimos cuenta que algunas personas que nos parecieron antipáticas en una primera impresión, al cabo de los días demostraron ser encantadoras, y hablando con ellos nos dimos cuenta que están un poco quemados de aguantar tantos turistas.

Hay templos, no en cada pueblo, sino casi en cada casa y todas las mañanas los balineses colocan ofrendas a los dioses en todas las esquinas, y un olor a incienso impregna el ambiente.

Los dioses buenos viven en las montañas y los malos bajo el mar, los malos espíritus habitan en los bosques y playas desoladas, con las ofrendas aplacan a estos para mantener el equilibrio, y alejar la mala suerte.
Aunque como las ofrendas suelen tener galletas y arroz, lo que más aplacan es el hambre de pájaros, monos y ratones.

La primera vez que estuvimos en Bali, se nos estropeó la cámara de fotos el primer día del viaje, no se como pude sobrevivir… ya teníamos excusa para volver y esta vez tener recuerdos en forma de fotos.

Visitamos el Templo de Ulluwatu, colgado de un acantilado sobre las olas y lleno de macacos, que son lo más divertido de la visita,son bastante cabrones, como no estés al loro, te roban las gafas , la cámara de fotos o lo que pillen, para luego recuperarlo a cambio de comida,.

Tanah Lot, es otro lugar precioso si no fuese por la masificación de turistas, y por las nubes que te estropean la puesta de sol.

La siguiente parada fue en Medewi, donde rompe una ola muy larga, pero la verdad que la playa dejaba mucho que desear así que solo estuvimos un día.

La zona oeste ,donde hay un parque nacional y el norte nos decepcionó bastante, es una pasada el número de turistas que nos encontramos para ser temporada baja, parece que Bali se está echando perder, no la recordábamos así, aunque sea tan bonita resulta imposible abstraerte de tanta gente, además los balineses que viven en las zonas turísticas, también han cambiado mucho, son más pesados, todo el día ofreciendo transporte, alojamiento y todo tipo de cosas para vender, casi no ofrecen posibilidad de negociar, si no les gusta el precio, ya te puedes ir que no se bajan del burro.

Seguimos bajando hacia el sur pasando por la zona de los volcanes, aunque los días no estaban para muchas fotos, y así visitando templos, cataratas y arrozales, llegamos a Ubud, para confirmar que ya no queda un sitio tranquilo en la isla . Ubud, es la alternativa para los que buscan un sitio más relajado,con multitud de galerías de arte, bares con encanto, y un ambiente muy bohemio, pero ya no es así, y la cola de autobuses a la entrada del pueblo atestados de turistas nos lo confirmó.

Aunque , después de encontrar un alojamiento barato y agradable, al llegar la tarde nos empezamos a sentir más a gusto, casi como la última vez.

Volvimos a la zona de Ulluwatu, donde por fin ya había llegado el buen tiempo, sin viento y con olas. Pude sacar provecho a la tabla, incluso pasar un poco de miedo un par de días que las olas estuvieron un poco grandes, por lo menos para mí.

Y también comprobar como hay gente chunga en todos los sitios, un día con la marea muy alta y bastante oleaje, tuve que ayudar a salir del agua a una chica, que estaba haciendo surf,la entrada a la playa está rodeada de rocas ,es una especie de cueva, y las olas te arrastraban hacia la pared.Cuando salimos después de darme las gracias, me explico que su padre estaba también en el agua y que seguramente tendría problemas para salir, se me ocurrió, ir a pedir ayuda a los socorristas, para descubrir que lo único que tienen de vigilantes de la playa es la ropa, poco más que me mandaron a la mierda… bueno al final el padre de la chica pudo salir sin problemas y yo me quedé con ganas de estrangular al » socorrista».

Hemos encontrado las playas bastante sucias, demasiado basura en el agua y solo bajábamos a la playa de Padang, para dar de comer a un gatin que andaba por allí solo, esperemos que espabile para cuando nos vayamos.

Bueno, ya era hora de cargar equipaje y partir hacia Lombok, pero antes teníamos que ampliar la visa por un mes mas.

Y a pesar de todo íbamos a echar a Bali de menos…