Con el cuerpo todavía dormido, entramos en Australia, no sé por qué, pero nunca miramos la hora cuando compramos un billete con mucho tiempo de antelación, solo miramos el precio, y nos imaginamos felices volando por tan poco dinero, pero luego te encuentras levantándote a las 4 de la mañana, lo que te deja el cuerpo destrozado y te condiciona un poco tu estado de ánimo a la llegada al nuevo destino.
Así fue como llegamos a Gold Coast , cansados y con un calor sofocante, y dándonos cuenta de algo que nos iba a condicionar más que la falta de sueño, los precios, aquí todo es carísimo.
Partimos directos a Byron Bay, donde esperábamos un pueblecito tranquilo con ambiente hipie, surfer, pero la verdad que la primera impresión fue un poco decepcionante.
En defensa de Byron Bay, diremos que esta es la peor epoca para venir, se junta la temporada alta del verano, con las vacaciones escolares y con la navidad, asi que esto era un jaleo de gente un poco dificil de digerir.
Por una parte estaban los mochileros, que aqui son de una variedad diferente, niñatos que se pasan todo el día mamaos hasta las patas entrando a todo lo que se mueve, que lo mismo les daba estar en Australia, que en Puerto Del Carmen, que en Torrelavega, no iban a notar la diferencia, luego estaban los hippies de postal, de esos que pasan horas delante del espejo para encontrar un look descuidado y se dejan un pastón en ropa de marca que parece vieja, también estaba la misma variedad pero en surfer, de estos había mogollón, todos con el mismo uniforme paseando con cara de perdonavidas.
Así que este fue el panorama, y encima para dormir los precios populares eran 30 dolares por persona en habitacion compartida ¿con quien? con los arriba descritos.
Así que nuestro primer dia fue «Byron Deception» afortunadamente las cosa iban a cambiar.
Encontramos un camping a 2 km del pueblo mucho más barato, lleno de animales, y no me refiero a los de antes, estaba lleno de todo tipo de aves exóticas y reptiles, ademas la gente que había alli era mucho más maja, más del estilo de los viajeros que estabamos encontrando en el camino.
Así que con la tienda montada y dos bicis alquiladas, ya habíamos solucionado el tema alojamiento y transporte, ahora empezaríamos a ver las cosas con otros ojos.
ByronBay, al margen de la masificación es un sitio precioso con dos grandes playas, en las que descubrimos gracias a la bici que tambien podiamos estar solos, y tambien hay gente muy auténtica, es una pasada entrar al agua y ver como surfean desde niños de cinco años a abuelas de 60, y como lo hacen! se nota que aqui el surf es diferente a Europa, aquí es como un deporte más , como el futbol el rugby o el criquet, no tiene ese aire de exclusividad que se le da en España.
El ambiente dentro del agua a pesar de estar muchísima gente junta, es relajado y se respeta y anima hasta a la gente que esta empezando, lo que digo muy diferente.
Los días amanecían radiantes y a mitad de mañana el cielo se encapotaba en cuestión de minutos y caía el diluvio universal.Nos dijeron que no llovía así desde hacia 20 años, aun así disfrutamos de días de playa y olas.
Y bajo la lluvia fue cuando pasé mis mejores momentos en Byron, un día de olas muy pequeñas y lluvia constante decidí ir a la playa a darme un baño por hacer algo, cuando estaba sentado flotando com una boya ví unas aletas a 50m.Me acerqué remando y me dí cuenta que eran delfines, me seguí acercando y me quedé flipando cuando ví que no solo no se asustaban, sino que se ponían al lado mío flotando boca arriba y rodeandome, iy pensar q hace menos de un mes había pagado por esto! estuve remando y ellos me acompañaban a mi velocidad, la verdad que no me lo creía y lo más extraño es que el resto de la gente pasaban de ellos, debían de estar acostumbrados… creo que nunca me acostumbraria a esto!!
Unos días mas tardes conocimos a unos franceses muy majos, en parte gracias a que Marilin hablaba español de puta madre, como ella dice… y nos juntamos a ellos un par de días, ya que estaban aprendiendo a hacer surf, así que fuimos a Collongata, famoso por las olas como la de Kirra, pero no muy agradable ya que parecía una Marbella a la australiana.
Los últimos dias fueron un poco incomodos al no parar de llover y tener que hacer vida dentro de una tienda de campaña, aun así mucho mejor que en un sucio hostal!
Tras pasar un par de noches y descubrir que compartíamos la cocina del camping con una rata, decidimos volver a Byron bay a pasar la nochebuena.
Fue una noche extraña pero divertida, nos sirvió para volver a despedirnos de un lugar en un estado cansado y resacoso pero, todo sea por el espiritu de la navidad!
¡Dios! Estoy flipando con el tema de los delfines: es de película americana.
Máxima universal: aquí o en Pekín la recasa duele igual jajaja
Pues la verdad es que yo tampoco acabo de creermelo! gracias por el consejo!